La vida no siempre sigue los caminos que uno imagina. No importa cuánto quiera uno algo, no importa cuánto uno lucho por ello, a veces el universo simplemente tiene otros planes.
Pero igual que hay gente que puede desaparecer de tu vida, el destino también puede traerte a otras personas de vuelta.
La historia de Janice Rude y Prentiss Willson es un maravilloso ejemplo de ello.
Era el año 1961. Janice Rude era una estudiantes de Occidental College, en California, y trabajaba a media jornada en una cafetería para poder pagarse sus estudios.
Un día, cuando servía comida a estudiantes, sus ojos se cruzaron con los de un apuesto hombre. Su nombre era Prentiss Willson, y cuando sus miradas se cruzaron, saltaron chispas.
Después de ese primer encuentro, Prentiss siguió visitando la cafetería a menudo. No porque tuviese hambre sino porque quería ver a la guapa mujer que servía la comida. Lo que él no sabía era que ella había sentido exactamente lo mismo que él.
Entonces una noche, la anterior a acción de gracias, Janice se dio cuenta de que Prentiss no aparecía.
Un amigo le contó que no estaba porque había ido a visitar a su familia, que vivía a unos 240 kilómetros. Janice se dio cuenta de lo fuerte que era su amor por ese chico al que solo conocía de la cola de la comida, y decidió coger su automóvil e ir hasta donde estaba él. “Fue atrevido por mi parte”, reconoce Janice.
De repente, estos tortolitos se dieron cuenta de lo mucho que significaban el uno para el otro. Fue algo especial, y la pareja pronto se dio cuenta de que quería pasar el resto de su vida junta. Poco después se comprometieron, y en 1962, su compromiso fue anunciado el periódico local.
Pero su relación tuvo un trágico final. El padre de Janice le dio un utlimátum – o rompía con Prentiss o dejaba de pagar su matrícula de la universidad. “No tenía más remedio. Tenía que ir a la universidad”, cuenta Janice.
Con gran pena, muchas lágrimas y dos corazones rotos, Janice y Prentiss se vieron obligados a separar sus caminos. Con el tiempo, los dos conocieron a otras personas y se casaron. Pero nunca olvidaron su primer amor y lo que tuvieron juntos.
Pero este no es el fin de la historia, porque un día, el destino iba a volver a juntarlos.
Al cabo de unos años, las madres de Janice y Prentiss murieron con solo uno meses de diferencia. A kilómetros de distancia los dos estaban mirando entre las cosas de sus madres, y resulta que los dos hicieron el mismo descubrimiento. Aunque sus madres nunca se habían conocido ni habían hablado, las dos guardaron el mismo recorte de periódico de los años 60, el que anunciaba su compromiso.
La madre de Janice incluso lo había guardado en su cartera todos esos años. Era como si las dos madres deseasen internamente que se casasen. Sabían que el amor de la pareja era auténtico, y la coincidencia fue una señal para Janice y Prentiss de que eran el uno para el otro.
El sorprendente descubrimiento llevó a Janice y Prentiss a ponerse en contacto otra vez. Ninguno de los dos estaba ya casado y ya no estaban bajo el control de sus padres…
Así que en junio de 2010, Janice y Prentiss se volvieron a reencontrar y la llama seguía viva. De repente, Prentiss se dio cuenta de que Janice llevaba unos pantalones del mismo color que el día de acción de gracias de 1961, y en un flash, todos los sentimientos volvieron de golpe.
Seis meses después de ese encuentro, y 49 años después de su primer encuentro, la pareja se casó. Era finalmente su momento, a los 71 años de edad.
“Somos muy felices. Nuestro matrimonio es perfecto. Y aunque no tengamos tanto años por delante, será perfecto”, dice Janice.
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