Hay veces que hacemos cosas simplemente por el hecho de hacerlas, porque es una experiencia que no nos deberíamos ahorrar. Saltar en paracaídas, bungee, escalar una montaña, esnórquel (o snorkel, ¡no importa!), todas son para sentir la adrenalina, para sentirnos más vivos de lo que estamos. Pero hay que ser sinceros, en todas estamos seguros, porque queramos sentir ese frenesí, no estamos estúpidos.
Muy probablemente el caso es distinto con Harrison Williams que deseó sentir esa adrenalina correr por su sangre… ¿cómo? Nada más pensarlo suena absurdo: surfeó una ballena muerta rodeada de tiburones hambrientos.
Una de las situaciones que uno simplemente no se puede inventar. Esto sucedió al norte de Perth, en Australia donde se encontraba este joven con sus amigos. Estaban navegando en un yate cuando vieron una ballena jorobada en el mar, quieta, inmóvil, y pensó que sería divertido montarse en ella. Solamente para pasar el rato.
Al subirse se dio cuenta que la ballena estaba muerta y peor aún, ya estaba siendo devorada por tiburones tanto blancos como tigres, tiburones que no serían amigables con el surfista. Afortunadamente, para Williams, un equipo de socorristas se encontraba cerca y lo rescataron sin ninguna complicación. Las autoridades llegaron a considerar alguna especie de multa o castigo, pero terminaron resignándose a dejarlo libre puesto que no le había hecho daño a la ballena y realmente no sucedió nada.
Obviamente no salió del todo libre. Su aventura le ha costado una gran ola de críticas en las redes sociales, e incluso críticas personales. El mismo Williams ha mencionado que su propia madre le ha dicho que es un idiota, nosotros no lo dijimos, aunque es casi imposible estar en desacuerdo con la señora.
Solamente esperamos que nadie siga su ejemplo.
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