El genocidio de Ruanda comenzó el 7 de abril de 1994. Durante 100 días, 800 mil personas de la etnia tutsi fueron asesinadas por el grupo de extremistas hutu. Esta tragedia eliminó al 80 % de la población tutsi del país, junto con un 30 % de la población indígena batwa.
La masacre finalizó cuando el Frente Patriótico Ruandés (FPR), un partido político dirigido por Paul Kagame y formado por refugiados de la etnia tutsi, derrocó el gobierno hutu y tomó el control del país. Actualmente, es el partido que gobierna a Ruanda, en coalición con más partidos.
Hoy en día, dos décadas luego del genocidio, la República de Ruanda es el país más seguro del continente africano y su parlamento se destaca por una mayoría de mujeres, lo cual demuestra claramente que se trata de un país donde asoma una mentalidad progresista.
Sin embargo, hoy recordamos una de las peores tragedias de las últimas décadas y una de las evidencias de que el ser humano no siempre conoce los límites de la avaricia, incluso dentro de la ONU. A continuación analizaremos 5 razones por las cuales la ONU fue en parte responsable del genocidio de Ruanda.
1. El gobierno de Estados Unidos sabía que el genocidio sucedería
El presidente de Estados Unidos en el momento, Bill Clinton, visitó Ruanda luego del genocidio y expresó su dolor frente a la multitud ruandesa y justificó su falta de acción explicando que no estaba al tanto de lo rápido que estaba sucediendo todo.
Sin embargo, la Casa Blanca recibió varios documentos que indicaban exactamente la situación en Ruanda. De hecho, ya sabían que los hutu estaban planificando el genocidio antes de que todo comenzara.
Bill Clinton recibió informes antes y durante el genocidio que indicaban con precisión que la solución final sería de eliminar a todos los tutsi y lo que estaba sucediendo en el país. Estados Unidos sabía exactamente que un genocidio y masacre estaba teniendo lugar en Ruanda y el gobierno tomó la consciente decisión de no involucrarse.
Tal como lo explicó Clinton, si Estados Unidos se involucra en un asunto tiene que tener interés para el país. No era el caso.
2. Francia colaboró con armas para los hutu
Tres meses antes de que comenzara el genocidio, un avión francés cargado de armas pretendía aterrizar sigilosamente durante la noche. Las armas iban a ser entragadas a los extremistas hutu, para ser utilizadas en el genocidio.
Además de inmoral, esta decisión violó los Acuerdos de Arusha que finalizaron la Guerra Civil en Ruanda. En el mismo se dictó que los miembros de la ONU no podrían bajo ningún caso vender armas a Ruanda.
Pero los negocios le ganan a la paz y las armas llegaron a sus destinatarios bajo la orden del Ministro de Defensa de Bélgica. Estas armas provenían de varias empresa de armas en Francia, Bélgica, Egipto, Ghana y el Reino Unido que continuaron enviando armas para los extremistas hutu.
3. La ONU bloqueó la investigación del asesinato del Presidente
El genocidio en Ruanda comenzó cuando el presidente de Ruana fue asesinado por un francotirador, cuando viajaba en un avión junto al presidente de Burundi.
En un principio, no se sabía con certitud quién había dado la orden de disparar al avión, si eran extremistas hutu o el líder del partido RPF, Paul Kagame.
Cuando el genocidio terminó, las Naciones Unidas formaron el Tribunal Penal Internacional para Ruanda dirigido por el abogado Michael Hourigan, quién comenzó a investigar. Pero cuando comenzaron a surgir las evidencias de que el actual presidente de Ruana fue quien dio la orden, la investigación fue bloqueada por las Naciones Unidas.
En el 2002, la fiscal Carla Del Ponto retomó la investigación y fue enseguida despedida de la ONU.
4. La palabra «genocidio» no fue utilizada
Cuando comenzó el genocidio, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidió mantener la palabra «genocidio» fuera de la discusión.
Estados Unidos y Francia utilizaron su influencia para vetar la palabra «genocidio» e impedir que aparezca en cualquier resolución. Y cuando fue el momento de decidir si apoyar al país, ambos países vetaron a la decisión.
Al no reconocer que la situación en Ruanda era «un genocidio» propiamente dicho, las Naciones Unidas fueron responsables de ocultar y minimizar la magnitud del sufrimiento en el pueblo ruandés.
5. Estados Unidos y Francia retiraron a los cascos azules
De igual modo, Estados Unidos y Francia fueron los que más insistieron en retirar a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas, más conocidas como los cascos azules.
Cuando comenzó el genocidio, habían alrededor de 2000 cascos azules en Ruanda. A pesar de no tener el permiso de interferir, el comandante de las fuerzas de las Naciones Unidas, Roméo Dallaire, que se encontraba en el país pidió ayuda, bajo la forma de más personas y más poder para frenar lo que estaba sucediendo. Las Naciones Unidas se negaron y además retiraron a los cascos azules del territorio ruandés.
Dejando al país totalmente desamparado de la protección internacional que las Naciones Unidas deberían realizar. Antes de retirarlos, los cascos azules estaban protegiendo a 25 mil personas, cuando se fueron solo quedaron 270.
¿Nuestra historia será siempre trágica? Hoy los hechos se siguen repitiendo.
En la era de la comunicación y la tecnología, no solo personas inocentes siguen muriendo víctimas de la avaricia por el poder y el dinero, además lo vemos en vivo y en directo. El caso del genocidio de Ruanda demuestra, al igual que la actual Guerra Civil en Siria, que para nuestra especie subdesarrollada, el conocimiento no es poder.
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