La venganza es como acabarte un pastel completo o enviar un mensaje de texto a altas horas de la madrugada a tu ex: algo que puede parecer una buena idea pero pronto te das cuenta que es fue un error.
El problema, claro esta, es que nos cuesta trabajo pensar en las consecuencias a largo plazo cuando algo se siente tan bien en el momento – especialmente cuando, como un reciente estudio ha mostrado, tomar represalias contra las personas que te han dañado en realidad te hace sentir más feliz hasta cierto grado.
Para la primer parte del estudio, los investigadores de la Universidad de Kentucky, hicieron que los participantes escribieran ensayos personales, después intercambiaron sus textos con otros voluntarios para que les dieran retroalimentación; en cambio, otros de los participantes recibieron un texto prescrito con mala intención en donde hacían pedazos su ensayo.
Posteriormente los científicos dieron un muñeco vudú a todos los participantes, diciéndoles que pretendieran era la persona que los había insultado – y resultó que clavarles agujas, mejoró bastante el ánimo de los voluntarios.
Sin embargo, el problema fue que la relación entre la venganza y la intención no estaba clara: los participantes se sintieron mejor después de que aprovecharon la oportunidad de lastimar (o algo similar) a sus rivales, pero ¿perseguirían activamente la misma oportunidad buscando el mismo fin?
Para averiguarlo, los autores del estudio reclutaron un grupo separado de 154 voluntarios, dando a cada uno una píldora que supuestamente mejoraría sus habilidades cognitivas (en realidad sólo un placebo). A allgunos sujetos también les hicieron a creer que la píldora tenía un efecto estabilizador del estado de ánimo, bloqueando eficazmente cualquier estado de ánimo que estaban sintiendo hasta que el medicamento desapareció.
Posteriormente, los participantes jugaron lo que creían ser un juego de computadora basado en equipos, con algunos juegos programados para hacerlos sentir ignorados por los otros jugadores. Cuando eso fue hecho, los investigadores dieron a los voluntarios la oportunidad de "castigar" a sus compañeros enviando una explosión incómoda a través de sus auriculares. Los únicos sujetos que no exitosamente venganza fueron los que pensaron que habían tomado la píldora – ya que creían que su estado de ánimo no podría mejorar de modo que no tendría sentido su venganza.
En otras palabras, los participantes no sólo disfrutaban de la venganza; lo buscaron como una forma de sentirse mejor. No es exactamente un reflejo halagador de nuestra psique colectiva, pero es una de esas cosas que, sin embargo, es buena saber. Una vez que lo sabes, por lo menos puedes intentar canalizar tu rabia en cosas más productivas. Tal vez hablar de ello, o simplemente tomar algunas respiraciones profundas.
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