Anton Pilipa, que sufre esquizofrenia, desapareció en el año 2012 en Vancouver (Canadá), activando una búsqueda en la que estuvo implicada tanto la policía como su propia familia.
La familia de Philipa había perdido la esperanza de encontrarlo con vida, hasta que cinco años después de su desaparición una llamada cambió el rumbo de sus vidas. Un policía brasileño encontró al desaparecido en el Amazona, a 10400 kilómetros de distancia de su casa. El canadiense caminó, descalzo, por dos continentes, sin pasaporte y sin ningún documento de identificación.
El hermano, en declaraciones a Daily Mail, ha confesado lo deseperanzado que estaba: "yo pensaba que estaba muerto. Era lo único que podría explicar su ausencia". El motivo del "viaje" de Pilipa era visitar la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, aunque cuando llegó allí, no pudo acceder por carecer de documentación.
Tras su hallazgo, el joven de 39 años, ha vuelto a su país, donde está recibiendo tratamiento para la enfermedad mental que padece.
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