Hace un par de semanas, Johnny Depp (53 años) sorprendía a los visitantes de la atracción «Piratas del Caribe» en el Parque Disney de Anaheim (California) encarnando, en vivo y en directo, al capitán Jack Sparrow. A bordo de una barca, con el sable en la mano y su célebre verborrea, la aparición de Depp supuso una hábil estrategia publicitaria. En los últimos días, el actor de Kentucky se ha dado un baño de multitudes durante la presentación asiática de la última entrega de la saga cinematográfica, «Piratas del Caribe: La venganza de Salazar». En Shanghai sus admiradores llegaron al delirio. Ahora se le espera en París y Los Ángeles, y tendrá que poner su mejor cara para no atizar los efectos de un incendiario reportaje publicado en «The Hollywood Reporter», precisamente cuando la superproducción de Disney está a punto de llegar a las pantallas (el 26 de mayo).
Bajo el título de «Johnny Depp: una estrella en crisis y la descabellada historia de sus millones perdidos», la revista no sólo da buena cuenta de su impuntualidad y sus problemas con el alcohol durante en rodaje del filme, sino que advierte: esos 650 millones de dólares (595 millones de euros) «extraviados» a manos de su antiguo gestor están sacudiendo a la propia industria del cine.
Se avecina una batalla legal que promete ser explosiva entre Depp, uno de los actores mejor pagados -y a día de hoy, menos rentables-, y el que fuera su mánager y asesor financiero, Joel Mandel. Ambos se acusan de gastos desproporcionados y extraños comportamientos, y ninguno parece dispuesto a negociar.
El final de una amistad
Joel Mandel y Johnny Depp pusieron fin a su amistad y relación laboral en 2016, cuando el actor decidió cambiar a todo su equipo. No contento con la situación, Depp le demandó a Mandel por 25 millones de dólares, acusándole de fraude y manejo indebido de sus fondos. TMG, la compañía de Mandel, contrademandó por no recibir su comisión de «Piratas del Caribe: La venganza de Salazar», al tiempo que a través de los medios dibujaba un retrato muy demoledor de su antiguo cliente, asegurando que es una estrella fuera de control y destrozada por su divorcio de Amber Heard.
«Depp es responsable de su ruina. Gasta 30.000 dólares al mes en vino», aseguró Mandel. En el bando del actor recuerdan que era Mandel quien estaba a cargo de las finanzas de Depp y, según los abogados del actor, el pellizco que reclama el exgestor sobre la nueva entrega de «Piratas del Caribe» no tiene razón de ser: no tiene derecho a ningún porcentaje porque que no existe un contrato que lo regule.
De cualquier manera, según «The Hollywood reporter» el comportamiento caprichoso de la estrella pavimentó el camino para la ruptura con sus antiguos colaboradores y el enfrentamiento legal entre ambas partes, que se adivina durísimo, podría acabar con la tradición establecida por los abogados de Hollywood de recibir porcentajes de sus clientes, sin mediar un contrato escrito.
Si Depp finalmente gana en la corte de California, podría desencadenar una cascada de demandas similares por parte de otras muchas estrellas, con tremendas consecuencias financieras.
Estos días, pese a todos, los demonios de Johnny Depp tendrán que permanecer escondidos en su particular infierno porque el actor se juega su futuro con el estreno de la nueva entrega de «Piratas del Caribe», donde Javier Bardem interpreta al villano. No en vano, el filme es la quinta entrega de una serie que multiplicó los bienes de Johnny Depp.
Los ejecutivos del estudio temen que los pecados personales del actor puedan impactar en el resultado de la taquilla. Su miedo es fundado, porque el filme, con un presupuesto de 230 millones de dólares, tenía una previsión de 3.000 de beneficios que hoy en día no están muy claros.
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