Cuando uno va a una cita a ciegas en ‘First dates’ nunca sabe con lo que se va a encontrar. El casting del programa de Cuatro es tan variado que cualquier cosa puede suceder en su restaurante, algo que sufrió Ángel en sus propias carnes durante su cita con Shelly, todo un personaje que iba entregado al espectáculo
Su presentación ya fue, cuando menos, variopinta, pues ni corta ni perezosa se presentó con las bragas en la mano y sin ropa interior: “Se me marcaban con el vestido, así que me las quité. Las llevo en el bolso para ponérmelas en mi vuelta a Murcia”, afirmaba para sorpresa del joven: “Era algo que no necesitaba saber”.
Este no fue el único momento que dejaría sin palabras a Ángel, ya que Shelly venía dispuesta a comérselo todo: “Quiero dos primeros, un segundo y un postre, y rápido”. Shelly venía con exigencias. Si los camareros tardaban, ella les metía prisa. “Y quiero más queso rallado por encima. Y tráiganme más vino”. “No sé dónde lo mete. Come como una lima, pero bueno, tiene buen tipo igualmente”, afirmaba él en uno de sus confesionarios.
“No voy a pagártelo”
Pero lo peor estaba por llegar, y es que las exigencias de Shelly no se terminaron con la comida, ya que imponía que era Ángel quien debía hacerse cargo de la cuenta. Él se negó educadamente, alegando que debían pagar a medias “por igualdad”. “¿Quién te ha dicho que quiero igualdad? Quiero a un hombre que sea todo un caballero”, le espetaba ella.
“Pues yo no voy a pagarlo. No tengo aquí el dinero. Págalo tú y al salir te doy mi parte. Confía en mí”, era la última y firme respuesta de Ángel. Ella, recelosa, accedía, siendo en el consultorio final donde él le devolvía rápidamente su parte: “Toma, que sé que no te fías. Aquí está mi parte. No quiero una segunda cita”, en esto coincidían, con ella marchándose con el orgullo herido al haber sido rechazada.
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