Buenas noticias para los amantes de un plato tan popular y español como huevos fritos con chorizo. Acaban de hacer un estudio en la Facultad de Ciencias del Metabolismo de Granada para comprobar el efecto a la hora de ganar peso de un plato con un par de huevos fritos con chorizo.
Los investigadores liderados por el Dr. Calvo querían comparar el valor calórico de los platos más típicos de nuestra gastronomía con la ganancia o no de peso. Entre los platos analizados estaba la paella valenciana, cocido madrileño, crema catalana, la fabada asturiana, las migas castellanas, los pescaitos fritos andaluces y los huevos fritos con chorizo y patatas como representación de los platos más típicos y con mayor número de calorías por ración, especialmente en forma de grasas.
Cada lunes, los estudiantes tenían que comer uno de los platos típicos, durante las 7 semanas que duró el estudio. Los estudiantes fueron pesados los lunes y los viernes de cada semana en ayunas, para comprobar si habían ganado peso con el plato de la semana.
Los resultados han sido sorprendentes, los estudiantes ganaron una media de 430 g cada semana, diferencia de pesaje entre el lunes y el viernes de cada semana del estudio. Excepto la semana en la que comieron los huevos fritos con chorizo, en la que sólo el 12% de los estudiantes ganaron peso, 120 g de media, el resto mantuvo su peso estable.
La mayoría de los estudiantes no ganó ni perdió peso durante las 7 semanas que duró el estudio, pues se comprobó que adelgazaban los 430 g que marcaba de más la báscula el viernes con el entrenamiento doble del fin de semana.
Al finalizar el estudio, los estudiantes respondieron a unas preguntas donde se evaluaba como se habían encontrado, y el 80% comentó que esperaba la comida del lunes con expectación, aprovechando la oportunidad de comer un plato sabroso y tradicional, y gratis en la universidad. El 20% restante dijo que no había podido evitar comer con mala conciencia, y que ese día entrenaban con sensación de pesadez.
Es de remarcar que la semana de los huevos fritos, los estudiantes no sólo no ganaron un peso significativo, además dijeron que habían encontrado mejoras en los tiempos de entrenamiento, especialmente en la natación.
Los investigadores creen necesario ampliar el estudio a otros platos regionales para comprobar el efecto de platos muy calóricos y tradicionales en la ganancia de peso real, en personas sin sobrepeso ni obesidad que hacen deporte habitualmente.
Pues los resultados obtenidos apuntan a algún sistema de regulación de la ingesta calórica con platos que forman parte de nuestra cultura, posiblemente una adaptación evolutiva, y esperan obtener fondos para un tercer estudio en el que se incorporarían platos calóricos de otras culturas como hamburguesas con queso y patatas fritas, cuscús de cordero marroquí, curry de pollo y coco indio, tarta de queso americana, huevos con beicon, etc. Y comprobar si existe una adaptación genética a la gastronomía local que produce un gasto calórico mayor cuando las recetas son locales y caseras, pero que no funcionaría en el caso de platos calóricos tradicionales de otras culturas a los que el metabolismo no responde para ‘quemar’ las calorías extra y evitar ganancia de peso.
Los resultados de este estudio no deben ser una excusa para comer huevos fritos con patatas y chorizo sin control, al menos hasta que se hagan nuevos estudios para comprobar el efecto a largo plazo.
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